Este sábado 31 de marzo a las 2 fueron las 3, se produjo el consabido cambio de hora. Europa durmió una hora menos como peaje a tener más horas de sol a partir del 1 de abril. Esta decisión, que se tomó hace años con el objetivo de ahorrar energía, se mantendrá, seguramente, hasta 2021, año en el que los Estados miembros podrán decidir qué hacer, si siguen adelantando y/ o atrasando los relojes, o deciden quedarse con un horario para siempre.
En España, el comité de expertos que se creó para estudiar el caso se posicionó a favor del horario de invierno, defendiendo que es el que mejor funcionaría para el rendimiento de nuestro organismo. Por el contrario, la encuesta que se hizo a la ciudadanía, elegía, justamente, la opción contraria: el horario de verano.
A partir de ya, España tiene casi dos años para ponerse de acuerdo y poder decidir qué quiere hacer o, si no llega a ninguna conclusión, quedarse como está y seguir cambiando la hora en función de la estación.
Sea como fuere, la realidad es que a partir de este domingo los días han comenzado a ser más largos y la luz natural inunda las estancias durante más tiempo. Verosol, a través de sus tejidos metalizados y en combinación con un vidrio de altas prestaciones, ayuda a potenciar esa luz natural consiguiendo una reflexión solar de hasta el 82% y sin impedir las vistas al exterior.
Igualmente, por la naturaleza de las cortinas de Verosol resultante del proceso de metalización, permite que entre la luz, pero no se transmite el calor que pueda haber fuera en pleno verano. Es más, incluso su protección es tal que consigue bajar hasta 2 grados la temperatura en el interior, con el consiguiente ahorro en el sistema de climatización.