En el desarrollo de la tecnología y el crecimiento de las ciudades se pueden encontrar las causas o las motivaciones que están generando nuevas formas de construcción que se podrían definir como más prácticas, flexibles o dinámicas.
Estas además permiten tener una visión global y pormenorizada de cada uno de los elementos que entran en juego pudiendo así medir su impacto medioambiental de manera más ágil y cumplir con todos los requisitos normativos que existen.
La construcción offsite es una de esas formas. Se trata de construir un edificio fuera del lugar donde va a estar ubicado, acelerando los tiempos y reduciendo el impacto en el entorno.
En cualquier caso y a pesar de que los trabajos de construcción no se ejecutan en su ubicación, hay que tener muy presente los factores externos que interactuarán con el edificio como la orientación y por tanto los materiales que se utilizan, como el acristalamiento o el sistema de protección solar elegido.
Este tipo de construcción combina también otros factores tecnológicos que se engloban bajo el paraguas de industria 4.0 y que tienen que ver con la inteligencia artificial o la impresión 3D. Esta última técnica, que aún tiene mucho por desarrollarse, ha tomado ritmo en los últimos años y cada vez está sirviendo más para la fabricación de determinadas formas o elementos.
Y no solo componentes. En 2018 ya saltaba la noticia de la primera casa de hormigón que se realizaba con impresión 3D en España. Ubicada en Valencia, se levantaba con una impresora de hormigón de 7 metros de ancho y 5 de alto, pudiendo transportarla de un sitio a otro. Por su parte, la estructura tardó en hacerse entre las 7 y las 12 horas, lo que muestra la cantidad de tiempo que se ahorra en la construcción.
Sin duda alguna la construcción del futuro ya es presente y, además, se convierte en una importante propuesta en momentos de emergencia en los que se necesita una solución de construcción rápida.
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