Son muchos los aspectos a tener en cuenta desde que se pone sobre la mesa el primer esbozo de un proyecto de arquitectura: materiales, orientación, disposición del espacio y, también, el uso que se le va a dar.
Es, probablemente, este último punto el que determina, en mayor o menor medida, el resto de los parámetros, ya que cada vez se diseña pensando más en la finalidad y la funcionalidad del edificio, con una visión holística y no pensando sólo en el inmueble en sí, desde el punto de vista de la construcción tradicional.
Entre las decisiones que se toman desde el origen está también la de la protección solar. El uso del vidrio para recubrir las ventanas junto con los tejidos que después se utilizarán para protegerlas resultan un factor clave para tener en cuenta.
Tener identificada la protección solar interior desde el inicio del proyecto, genera una multitud de beneficios que tienen que ver con la sostenibilidad, el confort, el ahorro en consumo energético así como en la consecución de créditos para la certificación del edificio.
La combinación de un vidrio de doble acristalamiento de altas prestaciones térmicas, acústicas y de seguridad y el uso de tejidos metalizados en las cortinas de interior, ayudan a dar libertad en la disposición del espacio, haciendo hábil cada metro cuadrado sin importar si está cerca o no una ventana.
En este sentido, si se trata de una sala de oficinas, las mesas de trabajo podrán estar pegadas a la ventana sin ningún problema porque éstas están protegidas, aprovechando al máximo la entrada de luz natural y evitando en el caso del puesto de trabajo, los molestos reflejos en las pantallas del ordenador.
Respecto a esto, hay que tener en cuenta la importancia de los factores ambientales en los entornos de trabajo y cómo la luz natural influye en aspectos biológicos – los famosos biorritmos – del ser humano, aumentando los niveles de energía, concentración y productividad.
Igualmente, desde hace varios años, los criterios de edificación están vinculados a criterios de sostenibilidad y eficiencia energética siguiendo las normativas europeas traspuestas también en España.
De acuerdo con ello, la incorporación de la protección solar de interior en el diseño como herramienta de aislamiento térmico ayuda a cumplir estos objetivos de sostenibilidad. Y a la vez produce ventajas económicas para su gestión, al no tener que depender de aparatos de climatización para contar con niveles de confort adecuados, haciendo el edificio inteligente y eficiente desde el principio.