De un tiempo a esta parte el calendario escolar parece que ha cambiado y se ha ido alargando, ya que eso de cerrar a mediados –finales de junio- cada vez pasa menos. Esto es porque muchos centros educativos se han adaptado a las nuevas necesidades y se han convertido en una especie de campamento de verano: el mismo lugar, pero para otro tipo de actividades que tienen que ver más con el entretenimiento que el aprendizaje puro y duro.
Así que son muchos los colegios que, durante el mes de julio, permanecen abiertos hasta agosto, mes que sigue siendo el más popular para las vacaciones en familia.
Pero esta nueva función de los centros está asociada a nuevos retos relacionados con unas instalaciones del centro no adecuadas, sobre todo dependiendo de la ciudad en la que se encuentren, para ser habitadas respetando los niveles de confort en momentos de ola de calor o en horas punta del día.
Estos retos, en parte, se pueden afrontar con medidas sencillas, como el uso de tejidos metalizados que cuenten con gran reflexión solar y que permitan pasar la luz natural. La solución de quedarse a oscuras, sólo agudiza el problema, dado que por un lado, se tendrá que encender la luz eléctrica, que seguirá emanando calor en la estancia y reducir, por otro, el confort visual de las personas que se encuentren dentro.
Los tejidos metalizados de Verosol han demostrado que son capaces de reducir la temperatura hasta 2 ℃ algo que, aunque no resuelva por entero el problema, sí que ayuda a disminuirlo. Si esta protección solar de interior se le añade el uso de un buen vidrio con aislamiento, gran parte de la situación que actualmente padecen muchos colegios en España, podría mejorar bastante, tanto en esta estación como en invierno, impidiendo la entrada del frío a las estancias.