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La metalización, elemento clave para la sostenibilidad y durabilidad de los tejidos

Confort térmico y confort visual son algunos de los beneficios que aporta el proceso de metalización que realiza a sus tejidos de Verosol en los espacios donde se usan sus cortinas, ya que la aplicación del mismo consigue las características óptimas asociadas a estas dos variables, presente fundamentalmente en oficinas o consultas.

El proceso de metalización que lleva a cabo esta compañía en sus fábricas es único y pionero. Consiste en la aplicación de una nano capa de aluminio puro a un sustrato textil, de poliéster o tejido Screen (poliéster o fibra de vidrio recubierto con PVC ).

La metalización se realiza en alto vacío, gracias a una máquina con una innovación tecnológica propia, que proporciona a sus tejidos una alta capacidad de reflexión.

Esto permite que no haya entrada de luz difusa y que se minimicen el deslumbramiento y los reflejos en las pantallas y, por ende, aumente el confort visual, fundamental en ambientes de trabajo, como oficinas, consultas, etc. o de estudio, como colegios, evitando el uso de luz artificial.

Por el lado de las prestaciones térmicas, la metalización consigue minimizar la entrada de radiación solar, y por tanto calor, en verano, y su pérdida en invierno. Esto ayuda a gestionar más eficazmente la temperatura sin necesidad de tener que utilizar la calefacción o el aire acondicionado, produciendo ahorros en climatización, tanto de emisiones como de facturas y sin renunciar al confort.

El metalizado al vacío funciona con base en los mismos principios fundamentales que los espejos de baño que se empañan tras una ducha caliente. El vapor caliente se condensa y se adhiere a una superficie más fría.

En las cámaras de metalizado de la fábrica, se calienta aluminio puro hasta 1400 ºC al vacío para crear vapor de aluminio. Este vapor se eleva en la cámara y se condensa en las fibras en uno de los laterales del tejido. El resultado de este proceso es que solo las fibras individuales reciben una capa muy fina (de unos nanómetros de grosor) de aluminio sin afectar a las características del tejido.

Así pues, el proceso de fabricación de los tejidos Verosol consta de cuatro fases: La primera es un pre-tratamiento de lavado quitando todas las impurezas del sustrato textil. Tras esta, llega la fijación o estabilización de la materia. Una vez se ha procedido a la fijación, es el turno de la metalización tal y como la conocemos. La cuarta y última es la aplicación de acabado que se adapta al uso final (enrollable, plisado, vertical).

La calidad misma de los tejidos metalizados, además, con este proceso de fabricación exclusivo, hace que sean durables en el tiempo y que conserven las propiedades de forma excelente también en la solidez de los colores.

Y este hace que, precisamente, los estudios de arquitectura elijan trabajar con este tipo de tejidos, por su calidad, sin renunciar al diseño y, sobre todo, por sus características técnicas que hacen que la solución sea más eficiente que cualquier otro screen o cortina y se ajuste más a los criterios de sostenibilidad.

La comparativa es notable frente a un screen negro o blanco común ya que mejora todos los valores de reflexión solar además de evitar desajustes relacionados con el deslumbramiento en las pantallas y permitir la entrada de luz natural así como la visión exterior.

Igualmente, por su sostenibilidad, la mayor parte de los tejidos comercializados contribuyen a que el edificio pueda conseguir más fácilmente las certificaciones de eficiencia energética existente, como LEED, BREEAM o WELL, al reducir las emisiones por climatización y hacer un uso más responsable de la energía utilizada.

 

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