El compromiso que mantiene Verosol con la sostenibilidad, el medio ambiente y el entorno en su conjunto se materializa en su responsabilidad en los procesos de fabricación y en los beneficios que los tejidos metalizados aportan a los edificios donde se instalan, buscando reducir lo más posible el uso de fuentes de energía para su climatización.
En este sentido, ya se ha hablado sobre los edificios de consumo de energía casi nulo como un reto al que Europa, y claramente, también España, tienen que llegar. Por norma, por necesidad y por responsabilidad.
Certificados como Leed o Well ya se ocupan de hacer el seguimiento del impacto del edificio en su conjunto para con el medio ambiente. En este universo y con objetivos similares se encuentra también el estándar Passivhaus.
Impulsado por la Plataforma por la Edificicación Pasivhaus, pretende promover la optimización de recursos llegando, según su definición, a prescindir/reducir en un 75 % las necesidades de calefacción y refrigeración.
De los puntos básicos en los que se apoya para lograr esa optimización, la ventana y su capacidad de aislamiento es uno de ellos. Aquí también es importante la labor de protección solar y los efectos en la temperatura del espacio en el que se encuentran.
En España, según los datos difundidos por la propia plataforma y de los que se hizo eco hace unas semanas Construible, existen ya 100.000 m2 certificados con este estándar. De esos, la mayoría, un 70 %, son viviendas. El resto, son edificios como oficinas, hoteles o centros comerciales.
A pesar de que esta revolución la está liderando el sector residencial, la tendencia es de crecimiento en todos los ámbitos, también en el sector terciario, ya que el impacto en ahorro de energía y de factura en climatización, es notable, además de estar alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, hoja de ruta para 2030 de todos los sectores económicos.