Mañana jueves, día 5 de marzo se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética, proclamado en 1998. Esta cita supone una ocasión en el calendario para poner el foco en el compromiso compartido que tiene la entera sociedad para con el uso de los recursos.
Por lo que se refiere al sector de la arquitectura y la construcción, este 2020 ha iniciado con nuevos retos en el horizonte por la aprobación de los nuevos requisitos del Código Técnico de la Edificación (CTE) que obliga a reducir el impacto medioambiental del edificio y de su uso.
Estas nuevas exigencias que se convertirán en obligatorias a partir de junio son una muestra de todo el esfuerzo que se tiene que hacer desde el sector para llegar a ese consumo de energía casi nulo que desde aquí se ha hablado en otras ocasiones.
La reflexión sobre el uso de los recursos es necesaria, tanto a nivel corporativo como a nivel de usuario.
¿Se aprovecha suficiente la luz natural? ¿La ventana está aislada correctamente o deja que se vaya el calor de la calefacción por ella? Estas son algunas preguntas sencillas que, sin embargo, con unos buenos hábitos pueden producir una transformación en positivo importante.
En este sentido, ser consciente – de las deficiencias que tiene en el inmueble o del derroche de luz eléctrica que hace el usuario – es el primer paso para un consumo responsable y, por ende, fomentar la eficiencia, tanto con respecto al espacio como a otras esferas de la vida no necesariamente tangibles.
Verosol mantiene un firme compromiso con la eficiencia energética y, por eso, desde el área de innovación, se mejora cada día para maximizar las prestaciones de los tejidos metalizados en todas sus aplicaciones, así como se ejerce una labor didáctica y pedagógica de su uso entre los distintos distribuidores de todos los rincones del mundo donde está presente.