El concepto de economía circular ha adquirido mayor relevancia de un tiempo a esta parte. Mucho ha tenido que ver la agenda 2030 de las Naciones Unidas que lo ha definido en su objetivo número 12: Producción y consumo responsables, aunque, en realidad, este, como todos los demás, es transversal y toca los 17.
En un mundo en el que los recursos se agotan cada vez con mayor rapidez y donde la emergencia climática está de plena actualidad, la reflexión sobre cómo se consumen los productos y los servicios, cómo estos se han fabricado o se ponen en marcha y cómo se eliminan una vez acabada su vida útil, es prácticamente obligada.
Y, en este sentido, los tejidos metalizados de Verosol no se quedan atrás. La compañía tiene su propia política de gestión de residuos para darles un segunda existencia y, en el caso de su tejido EnviroScreen, además, cuenta con la certificación Cradle to Cradle y es 100 % reciclable.
El término economía circular ha sido llevado a su máximo esplendor por Ellen MacArthur, una deportista de élite que ha querido compartir su inquietud a través de la fundación que lleva su nombre. Desde 2010, trabaja todo lo que puede para dar por finalizado el concepto lineal de la economía, de fabricar, usar y desechar para sustituirlo por otro donde los residuos se transformen en recursos formando un círculo virtuoso. Se trataría, en definitiva, de pasar de un modelo finito a uno infinito.
Lo que comenzaba tímidamente hace algunas décadas con acciones y campañas de educación y sensibilidad a la sociedad sobre el reciclaje, ha crecido y se ha convertido en toda una estrategia – de hecho ya se está perfilando la Estrategia Española de Economía Circular -. Y no es sólo una estrategia, sino casi un estilo de vida, alimentado por nuevos negocios, nuevas formas de consumir, de convivir y de interactuar en una economía cada vez más colaborativa.
También en Verosol se están actualizando las políticas medioambientales y de fabricación así como se ponen en práctica experiencias de reempleo de sus tejidos y productos tras su deshecho, para contribuir a este nuevo modelo de producción y consumo al que se debe tender si se quieren conseguir los objetivos de desarrollo sostenible.